
La crisis de la educación y la investigación en Colombia
Por: Jackeline Guerra Gómez, PhD.
La Universidad de Antioquia sumida en una profunda crisis no logra el apoyo financiero del Distrito de Medellín. En Sesión del 7 de diciembre de 2025, el Consejo de Medellín cuestiona los altos costos de operación por estudiante que tiene la institución e insta a los directivos a tomar acciones administrativas y financieras que detengan o minimicen la problemática. No se logra entonces el tan anhelado salvavidas.
El cierre de la Revista Apuntes Contables de la Universidad Externado de Colombia, con una trayectoria de más de 20 años; no debe leerse como un evento aislado, sino como una señal de alerta sobre el estado actual de la ciencia, la tecnología y la innovación en Colombia.
Hoy, el quehacer investigativo se encuentra asfixiado por un modelo de evaluación que no prioriza la generación de conocimiento. Al quedar fuera de los circuitos de Publindex, WoS o Scopus, las revistas pierden su atractivo para una comunidad académica que, bajo una lógica de mercado, exige a sus docentes publicar en revistas de alto impacto.
La decisión de cerrar la RAC no es un hecho aislado ni una derrota editorial; es la consecuencia inevitable de un naufragio sistémico. Su fin ocurre en un momento donde la educación y la investigación en Colombia atraviesan un riesgo histórico. Tanto las universidades como las revistas científicas están asfixiadas por un modelo que ha desplazado la curiosidad intelectual y el impacto social en favor de la “técnica de los indicadores”.



La universidad, como concepto, atraviesa una crisis de sentido. Se ha priorizado la eficiencia técnica sobre la educación y la investigación, convirtiendo el conocimiento en una mercancía de corto plazo.
No son entonces hechos aislados, las universidades tratan de mantenerse a flote frente a sistemas burocráticos que les hacen perder de vista su propósito. La presión por publicar aumenta, aunque la cantidad parece superar la calidad.
Según la ONU (2023), la educación es una prioridad para los países, a pesar de esto seguimos enfrascados en sistemas educativos que más parecen favorecer los círculos de poder que a la sociedad. Favorecen las relaciones y no el conocimiento.
El caso de la Universidad de Antioquia es el espejo de una crisis financiera y administrativa que golpea el corazón del pensamiento crítico regional. En este momento se prioriza el dinero ante la ciencia. Se trata de lograr salvavidas que perpetúen un sistema educativo en decadencia sin importar las acciones que han llevado a las universidades Colombianas a este declive.
De otro lado, la RAC deja de publicarse porque ya no existe un incentivo claro en una comunidad académica obligada a mirar hacia afuera para ser validada. Al no priorizar la investigación situada, sino la métrica vacía, hemos permitido que la ciencia en Colombia pierda su soberanía. Este cierre no es el fin de nuestra voluntad de saber, sino una denuncia contra un sistema que ha dejado de valorar el conocimiento por su esencia, para valorarlo por su etiqueta. Uno que mira hacia los números y no hacia las personas.
Según Bauman (2003) la educación en la modernidad líquida es un proceso transitorio centrado en el uso instantáneo, transformando la educación en una mercancía rápida y desechable, enfocada en la adaptación constante al cambio, la incertidumbre y la sobrecarga de información.
Mientras las revistas científicas internacionales enfrentan cuestionamientos éticos por la mercantilización del saber, el ecosistema local muere. Este sistema ha profundizado las brechas culturales, económicas y educativas: en muchos casos, un investigador en Colombia debe luchar no solo contra la falta de recursos, sino contra estándares extranjeros que ignoran nuestras problemáticas locales.
En esta editorial mostramos dos casos aparentemente aislados pero que reflejan la crónica de una muerte anunciada: Un sistema educativo que debe repensarse en función de la comunidad en la que se encuentra inmerso, un sistema que priorice el conocimiento y no se venda al mejor postor.
Y para finalizar:
¿Qué podemos hacer para que la ciencia, tecnología e Innovación de nuestro país dejen de ser un simple discurso?
¿Puede avanzar un país que no prioriza la educación y la investigación como un camino para incrementar la ciencia, tecnología e innovación?

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